JUAN LÓPEZ Y JOHN WARD, Jorge Luis Borges
Les tocó en suerte una época extraña.
El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los catógrafos, auspiciaba las guerras.
López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer el Quijote.
El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en una aula de la calle Viamonte.
Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel.
Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen.
El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.
Jorge Luis Borges, 1985
9 comments:
Pasaba a dejar un abrazo repleto de mi mejor energia.
Desde Buenos Aires.
MentesSueltas
PD: Siempre nos sorprende Borges, hermoso.
Todo tiempo de guerra es incomprensible para los que la paz amamos. Pero ya se sabe que algunas son extra-incompresibles...
Besos
Genial, cada vez Borges lo deja auno bocabierto, con esa precisión de las palbaras y las polifonías de los significados: a buena hora este texto
Un abrazo
no te imaginas como me gusto el texto
hace mucho que no te visitaba.
un abrazote.
fronteras, Cain y Abel, guerras...fantástico texto lleno de matices del genial Borges.
Un abrazo
Releo las letras y me emocionan como la primera vez... gracias.
MentesSueltas
borges es un genio
buena tu blogg
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